Las infiltraciones de ácido hialurónico en determinados puntos de rostro es una técnica muy efectiva para tensar el óvalo facial, proporcionado tensión a los tejidos que han descendido, combatiendo así la flacidez facial y tensar así la piel de la cara.

La selección adecuada de los puntos dónde haremos las infiltraciones de ácido hialurónico es fundamental para conseguir levantar el tejido y lograr un efecto lifting facial global. Los pómulos, el surco nasogeniano, los labios y la línea de la mandíbula suelen ser zonas ideales para realizar infiltraciones de ácido hialurónico y conseguir así el efecto lifting deseado.

El ácido hialurónico, además de combatir la flacidez facial, aporta un rejuvenecimiento facial completo. Proporciona tersura, volumen sutil, hidratación y suaviza las arrugas con un resultado de un rostro natural, fresco y saludable.

¿Cómo es la técnica del lifting con ácido hialurónico?

Es una técnica sencilla, mínimamente invasiva, nada molesta y segura ya que consiste en realizar pequeñas infiltraciones con una aguja muy fina debajo de la piel y el resultado es inmediato.

El ácido hialurónico debe ser colocado por médicos con formación en técnicas de inyección de implantes, puesto que la precisión de la infiltración es fundamental para que el tratamiento tenga un resultado satisfactorio.

Una sola sesión es suficiente para conseguir efectos visibles. Además, los efectos de las infiltraciones van mejorando meses después de la sesión puesto que el ácido hialurónico estimula la proliferación de fibroblastos y queratinocitos, aumenta el espesor de la dermis, retiene agua y es biodegradable. La duración del resultado es de entre ocho meses y un año.

¿Cómo es el resultado del lifting con ácido hialurónico?

El resultado es un rostro con menos flacidez, más terso, con un aspecto más saludable, sin signos de cansancio.